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EL MIEDO ES LA DISCAPACIDAD MÁS GRANDE DE TODAS

He aquí una pequeña reflexión sobre mi paso como voluntaria de Aspace, pensamientos que me vienen a la cabeza al mirar un poquito atrás, la verdad es que si hace un año me hubieran dicho que a día de hoy sería voluntaria en Aspace me habría quedado un poco descolocada, igual porque mi trayectoria profesional estaba enfocada hacia otro tipo de usuarios. Pero a veces las cosas pasan por que tienen que pasar, por casualidad me enteré en Mayo que hacían falta voluntarios para unas colonias, conocía el centro, pero de los chicos solamente las características generales que se estudian, no conocía a las personas. Después de una breve visita y conocer a algunos de los chicos me animé a participar en las colonias, sabia que sería duro y que había muchas cosas que no sabía hacer pero confiaba plenamente en mi capacidad para aprender y llevar a cabo mi labor, pero también sabía que sería bueno, que aunque no conociera nadie iba a ser una buena semana y mi intuición no se equivocó.

 

Puedo asegurar que fue una de las mejores semanas de mi vida, en 31 años no había disfrutado tanto sin pensar en mi en primer lugar. Las colonias son prácticamente 24h pendiente de otra persona que te necesita para casi todo, por suerte hay un equipo de profesionales que nos acompaña, evidentemente no somos todos voluntarios, ellos me enseñaron todo lo que debía saber sobre cuidados básicos y estaban ahí para cualquier duda o situación que pudiera darse. Puede que suene duro pero cuando conoces a las personas que forman parte de esto, tanto usuarios como trabajadores simplemente te dejas llevar y todo fluye. Había mucha colaboración entre todos y casi nunca estabas solo, nunca tuve la impresión de estar en cierto modo trabajando.

La convivencia entre todos es el 90% del éxito de las colonias, es importante trabajar en equipo y a la vez saber pasarlo bien, no nos olvidemos que los chicos están en sus vacaciones y ellos son el motivo del viaje. Para mí fue como un viaje con amigos (me gustaría aclarar que cuando hablo de estas personas, amigos, compañeros de viaje… me refiero siempre al conjunto de usuarios y profesionales) , a los que fui descubriendo día a día y de los que aprendí muchas cosas, cada noche, me acostaba pensando en algo que me había sorprendido, pero sobretodo, me acostaba contenta y con ganas de más. La “pechá” de llorar que me dí en el viaje de vuelta no puedo explicarla, era tanta alegría la que tenía dentro y tanta penita porque todo terminaba, pero había ido tan bien, pero les iba a echar tanto de menos, pero, pero pero …pues eso un mar de lágrimas de emoción pura. Y tanto fue, que he estado ya en tres colonias; Torremolinos, Marbella y Galicia. Tres experiencias geniales que forman parte ya del recuerdo pero esto no es algo triste porque para mí, Aspace, ya forma parte de mi vida y mientras pueda seguiré ofreciéndome para participar en todas las colonias que pueda.

Me gusta mucho hablar sobre mis experiencias en estos viajes y podría extenderme varias páginas más contando anécdotas, pero también me gustaría mencionar otras formas de voluntariado en las que he podido participar desde que empecé en Junio ya que son tan divertidas como los viajes pero más asequibles para los horarios y la disponibilidad porque la mayoría duran algunas horas o medio día. El voluntariado en residencia por ejemplo, durante el mes de agosto, aunque las actividades se realizan durante todo el año, hemos realizado con los chicos salidas de ocio a centros comerciales, bares de la zona así de tapeo y risas, paseos, mañanas de piscina, días de playa, actividades en el porche, teatro, cuenta-cuentos, fiestas, karaoke… Realmente cualquier idea o excusa son buenas y hay un equipo muy activo con ganas de que los chicos disfruten y salgan de la rutina. Pero aparte de las actividades, la verdad es que cuando tengo algún rato alguna tarde me gusta pasarme a saludar y echar un rato. También hemos participado en marchas, protestas y actos que defienden los derechos de las personas con parálisis cerebral siempre son situaciones muy emotivas y es genial ver como ellos también luchan, como rompen barreras, tabúes, se acercan a la gente, enamoran, sorprenden, muestran la realidad…SON PERSONAS, así, en mayúsculas porqué son geniales.  Tienen la capacidad de sacar lo mejor de mí con su espontaneidad, me hacen reír a carcajadas, he tenido conversaciones súper interesantes y también he jugado como una niña…a veces me planteo quién hace más labor social si ellos conmigo o yo con ellos, lo que me lleva a la conclusión de que lo que se forma es un vínculo, un compendio, un equilibrio en el que todos nos ayudamos a todos de forma inconsciente. Cuando los conoces y descubres las personas que son tu vida cambia, como mínimo la mía lo ha hecho, pensaba que era mayor por la edad que tenía pero ahora he crecido, he madurado, veo la vida desde otro prisma.

Ser voluntaria en Aspace me permite seguir disfrutando y aprendiendo, creciendo, evolucionando y me gusta formar parte de esta familia. Lo único que lamento es no disponer del tiempo suficiente para ir tanto cómo me gustaría.

 

Y ahora sí, me gustaría terminar con una frase así un poco combinada a mi gusto pero que transmite un poco lo que he querido expresar en este texto

 

“El miedo es la discapacidad más grande de todas, porqué es la incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes”

 

Yo no tengo miedo ¿y tu?

 

Ariadna Pico.

Voluntaria en ASPACE Granada

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