Conocí UPACESUR a través de una persona muy especial, siempre la escuchaba hablar de sus niños, con un amor y una pasión que me atraía y me preguntaba, ¿Qué había de especial?
Decidí empezar una nueva etapa en mi vida, comencé una labor de voluntariado en la residencia, dando el desayuno a algunos residentes, ayudándolos en el aseo, a vestirse, en las salidas, etc…, al principio estaba perdido, nervioso y ellos me ayudaban y me tranquilizaban, comenzamos a realizar salidas: para tomar refrescos, cafés, hemos ido en las navidades a una zambomba y hemos pasado unos ratos maravillosos, cada vez me sentía mejor con ellos.
Una de las experiencias inolvidables que he vivido junto a ellos, ha sido llevarlos a la Cabalgata de Reyes, no olvidaré, sus caras de felicidad, fue un momento que me enamoré de todos, sus sonrisas, el amor que desprenden, fue como si me hechizaran, el cual lo han hecho.
Ahora mi relación con ellos es más bonita, más cercana, ya que me conocen, algunos me cuentan sus salidas, sus próximos viajes, sus ganas de hacer esto o aquello.
Para mí ha sido un revulsivo en todos los aspectos, hace mucho tiempo, por el trabajo que tenía, no me sentía feliz, ahora con esta labor en UPACESUR, me siento feliz, ellos me han enseñado lo que es el esfuerzo, la constancia, voluntad y sobre todo el amor y el cariño, estoy tan agradecido a todas estas personas que me han aceptado para formar parte de esa familia tan maravillosa que forman.
Las sonrisas que ellos te dedican y las muestras de cariño son inolvidables e indescriptibles.
Felicito a todos los voluntarios por su dedicación y que no desistan en su labor.
Muchas gracias UPACESUR por todo lo que has traído a mi vida.
Francisco Javier Ramírez Pérez