Una de las líneas estratégicas en la asociación es el liderazgo, que reside en la junta directiva y se ejercita desde esta. Actuando en representación de la misma, utilizaré este canal de comunicación para plantear un tema que merece una reflexión profunda dentro de las distintas asociaciones que formamos parte de esta federación que nos aglutina.
Me gustaría hacer una especial mención de los profesionales que desarrollan su labor en nuestra asociación, en la que, con su dedicación y vocación, se esfuerzan para conseguir que nuestros chavales disfruten de un entorno que los motive, los ilusione y los integre, en la medida de sus posibilidades, en la comunidad.
Todo esto nos hace meditar y derivar nuestra atención hacia la visión a la que, ya como asociación, deseamos dirigir nuestros esfuerzos. Si bien es cierto que hay determinadas unidades que ya están consolidadas en el tiempo (la unidad de estancia diurna), hay que darles una vuelta de tuerca para que ese elemento motivante que nos hace atractiva la asociación crezca y madure adecuadamente. Otras unidades están en su génesis (centro CAIT), la atención médico -funcional, que ya lleva varios años de rodaje, y nuestra residencia que, aunque equipada, depende aún del necesario concierto. Debemos ser conscientes de que estas unidades son de vital importancia, pues, en función del desempeño adecuado de nuestra labor, podremos conseguir en un futuro a medio plazo una mejora sustancial de las habilidades de nuestros usuarios. Para ello debemos volcarnos en profesionalizar las actuaciones que despliegan las asociaciones hacia afuera, no solo hacia sus socios, para lograr crecer y ser referentes en los distintos tratamientos dispensados.
Es por este motivo por el que la labor de los trabajadores de los centros es fundamental, y por lo tanto debemos igualmente ilusionarlos, incentivarlos y hacer de este proyecto un proyecto de vida, el suyo, y que consideren la asociación como un lugar en el que los profesionales dispensen el tratamiento óptimo que requieran las circunstancias de cada usuario.
La fidelización del profesional es un aspecto muy importante. No es deseable que la asociación se convierta en un lugar de paso, sino más bien en un lugar donde se intercambian tanto opiniones como las distintas visiones que la experiencia les ha ido aportando, donde los profesionales de distintas disciplinas se reúnan, e incluso pudiéramos realizar visitas a otros centros para enriquecer la base de conocimiento intrínseca a cada una de las asociaciones, aproximándonos así a la creación de un ambiente en el que los trabajadores se sientan integrados, orgullosos, y sus habilidades como tales tiendan a la excelencia en su calidad de servicio.
Un elemento básico para ello, y que sirve de estímulo para esta fidelización, es una formación de calidad, personalizada y centrada en cada uno de los aspectos que se tratan en la asociación día a día. Es fundamental tener la máxima capacitación en las distintas técnicas emergentes que mejoran ostensiblemente las habilidades y funcionalidad del usuario, ya que nuestro deber central y primordial es dar la mejor atención y tratamiento posible con la máxima calidad.
Una propuesta no alternativa, sino complementaria, sería la de establecer plataformas formativas intercentros, en las que los trabajadores no solo realicen un adecuado feed-back de información técnica, sino que sean, junto con las redes sociales, un elemento central para la comunicación e intercambio de pareceres. En definitiva, debemos trabajar unidos para enriquecernos con la suma de experiencias de estos profesionales y así establecer sinergias entre centros y lograr una mayor productividad, rendimiento y satisfacción a todos los niveles. Cuando hablamos de profesionales nos referimos a todas esas personas que contribuyen a que el centro funcione adecuadamente: técnicos, trabajadores, dirección, voluntarios.
Y no debemos pararnos aquí. Hemos de abordar todas y cada una de las casuísticas de usuarios, en cuanto a las distintas patologías, gravedad y edad de los usuarios. No solo debemos centrarnos en los grandes dependientes, sino en todos aquellos que, aunque tienen total, mucha o media autonomía, precisan de un seguimiento integral por nuestra parte en el que contemplemos aspectos sociales, escolares, formativos y laborales. Este es un frente muy importante que tenemos que abrir, pues este colectivo normalmente se nos escapa de las manos y, aunque no precisan de los mismos tratamientos y atenciones que los grandes dependientes, si precisan de la orientación y el apoyo de nuestros profesionales.
Un canal necesario que se ha de mantener activo y abierto es el de comunicación del órgano directivo del centro con estos profesionales, interfaz fundamental que vertebra la dinámica del día a día, puesto que de esa comunicación veraz, fluida y continua depende que nuestros objetivos se puedan lograr de forma adecuada y con la calidad que nuestros usuarios esperan y merecen.
Para concluir, diré que el elemento diferenciador que podemos aportar, en contraposición a los distintos centros de atención existentes, es la capacitación máxima posible de nuestros profesionales, que nos permite ser referentes desde el punto de vista de los usuarios y los profesionales. Este objetivo lo lograremos con una formación continua y de calidad, porque, en definitiva, ¿no deseamos que nuestros hijos estén en las mejores manos?
Juan Antonio Rodríguez Colón
Presidente ASPACE Sevilla