Hace más de ocho años que empecé a trabajar en Aspace Almería. Cuando llegué sentí miedo no por trabajar con personas con discapacidad, que ya había trabajado antes, sino porque era un trabajo diferente a lo que había desarrollado con anterioridad y pensaba que iba a ser imposible que yo pudiese hacerlo. Hoy día sigo pensando que si hubiese estado sola no lo hubiese logrado pero siempre tuve la ayuda de Teresa Moreno Padilla, Presidenta de Aspace. Yo creo que en esos días ella notó en mí el terror que tenía a equivocarme, porque sin decirle nada me dijo, no te preocupes que yo estaré siempre guiándote y ayudándote en todo. Y así ha sido, desde entonces no nos hemos separado en la lucha por la mejora de la Calidad de Vida de las Personas con Parálisis Cerebral.
En tantos años he visto pasar a muchos profesionales por Aspace, de todos me llevo muy buen recuerdo y todos tienen algo en común conmigo, que se han quedado enganchados al mundo de la discapacidad. Visto desde fuera la gente puede pensar que no es atrayente, que ni siquiera saben porque te gusta este trabajo. Pero cuando entras, te atrapa y ya no puedes salir, no es que no puedas, es que no quieres salir. Llena toda tu vida y no te imaginas trabajar en otra cosa. No sé si con palabras se pueda expresar todas las emociones que sientes en este trabajo. A veces tienes momentos en tu vida en el que te sientes más decaído o estas triste o tienes algún problema, es entonces cuando llegas al trabajo y todo deja de tener importancia, cualquier preocupación se disipa, cuando les ves esas sonrisas en la cara se te olvida todo y sólo piensas en lo afortunado que eres porque no todo el mundo tiene el privilegio de conocer a gente tan especial.
Aunque yo trabajo en la parte de la gestión de la entidad me gusta mucho implicarme en el trabajo con los chicos, con los que me llevo muy bien, aunque a veces, soy un poquito regañona pero aún así ellos me demuestran a diario lo mucho que me quieren. Me gusta mucho hacer actividades con ellos, pero lo que más me gusta es salir de paseo con ellos, todo les apasiona, se sorprenden de las pequeñas cosas que para nosotros son inadvertidas. Viven la vida con tanta intensidad que es admirable.
Aunque soy una persona que me gusta ver la parte positiva de las cosas, mi paso por Aspace no ha sido todo un jardín de rosas, también he tenido momentos malos, nunca te acostumbras a que se vayan las personas que quieres, con las que convives a diario. Aunque nunca se van del todo siempre están en nuestro recuerdo, hay sonrisas que nunca se van del todo.
En ocho años Aspace Almería ha tenido muchos cambios, he vivido tres mudanzas de sede y la Construcción de un Centro Integral. Algo que me llena de ilusión por la próxima apertura de la Residencia. Ver como el sueño de una madre al final se ha hecho realidad. Teresa ha luchado tanto por el centro que a mucha gente le cuesta creer que ella sola haya podido lograr ese sueño. Ha sido mucho el trabajo que hay detrás, pero me siento muy contenta por haber podido formar parte de este Proyecto que he visto crecer desde los cimientos. Es tan emocionante saber que ya pronto va a empezar a funcionar.
No me gustaría terminar sin antes hacer una pequeña reivindicación, no me gusta nada que todavía exista gente que utiliza la palabra “enfermos” para referirse a las personas con discapacidad. Es algo que me pone de muy mal humor porque las personas con discapacidad no son enfermos. Lo utilizan de forma afirmativa y no sólo la gente de la calle, los periodistas lo dicen mucho e incluso algún familiar que te dice lo típico de “mi hijo está malito”. Nunca me acostumbrare a escuchar este tipo de cosas.
Me ha costado mucho escribir estas líneas porque me resulta muy difícil hablar de mis sentimientos, y eso que cuando me enteré de que en el blog iban a escribir los profesionales me ofrecí voluntaria sin pensármelo, no me imagine lo difícil que es hablar de uno mismo.
Para terminar quiero decir que estos ocho años he sido muy feliz dentro de la familia de Aspace, que no me imagino mi vida lejos de aquí, sin ver esas sonrisas, aquí tengo a mis mejores amigos. No creo que exista un trabajo tan bonito como este y que aporte tanta felicidad. Gracias a Aspace soy mucha mejor persona y si dejará de trabajar aquí faltaría una parte de mí.
Sole Hernández Rodríguez (ASPACE Almería)